Por Isabel Alarcón y EL COMERCIO DATA data@elcomercio.com
La oportunidad de ver cerca a leones, elefantes y a otras especies exóticas ha convocado a las personas a lo largo de la historia a los zoológicos y acuarios del mundo. Pero, el encierro y los efectos que esto tiene en las especies, ha provocado en Ecuador la necesidad de replantear la utilidad de estos centros y redirigir su actividad hacia la conservación. Actualmente, en el país están registrados en el Ministerio del Ambiente (MAE) 37 zoológicos que albergan a 6504 animales. Estos se encuentran en 14 provincias, pero el 46% se concentra en Napo (7), Pastaza (6) y Pichincha (4). Estos centros, que se han caracterizado históricamente por la exhibición de animales, han ido incorporando prácticas de conservación y atención a víctimas del tráfico ilegal de especies, aunque en el caso de Ecuador dar este salto no ha resultado tan difícil por el alto número de especies traficadas, enfatiza Cristina Cely, veterinaria y directora de Sea Sheperd Conservation Society.
Solo en 2018 se retuvieron y rescataron a 3 600 animales, casi la mitad de las especies albergadas en todos los zoológicos. Un alto porcentaje de los rescatados no logran reinsertarse a la vida silvestre, por lo que los zoológicos se convierten en su hogar y, por tanto, ahí debe primar el bienestar animal, dice Cely. En el caso del Zoológico de Quito en Guayllabamba, en donde habitan 152 animales de 88 especies, se mantiene a los animales exóticos, que heredaron del antiguo zoológico militar o fueron decomisados; se realizan programas de conservación de especies emblemáticas como el cóndor y se atiende a especies rescatadas.A este sitio llegaron 207 animales víctimas de tráfico ilegal en 2018. Entre los animales que están expuestos al público también hay animales rescatados como Suro, un oso de anteojos que llegó cuando apenas era un bebé, luego de que su madre fuera asesinada. También están dos leonas y un macho que fueron trasladados, desde un centro de rescate del Guayas. Para Martín Bustamante, director de este zoológico, en Ecuador no se debe disociar la conservación de la exhibición, ni satanizar a esta última, más bien cree que debiera tener un mensaje que motive a las personas a que se comprometan a cuidar a los animales.Su argumento lo respalda con un ejemplo: en los últimos tres meses se hicieron cargo de un mono que requiere de una nodriza que lo alimente cada dos horas. “El zoológico nos brinda esa opción de generar los recursos para poder pagar lo que la gente no ve”, añade. Este centro público se financia con el cobro de entradas y solo recibe dinero del Municipio de Quito para proyectos puntuales de infraestructura. Bustamante cuenta que el costo de atender a un animal víctima de tráfico ilegal puede representar hasta cinco veces más de lo que invierten en un ejemplar perteneciente al zoológico. Frente al debate de si estos centros de manejo deben dejar de tener animales para su exhibición, EL COMERCIO realizó un sondeo a través de la web para conocer qué piensan los lectores. De 1 565 personas participantes, 1 023 respondieron que estos deberían centrarse en rescatar animales amenazados y víctimas del tráfico ilegal; mientras 490 creen en ambas actividades.
Sobre la compra y exhibición de animales exóticos, 1 370 mostraron su desacuerdo; apenas 97 estuvieron a favor y otros 98 no estuvieron seguros. Por otra parte, este diario consultó a los 37 zoológicos registrados de qué manera estaban manejando la fauna, pero solo respondieron 20.Estos tienen un factor en común: la falta de recursos para apoyar a los animales rescatados. Además, todos respondieron que tienen iniciativas dedicadas a la rehabilitación de víctimas de tráfico ilegal, conservación e investigación. María Elena Barragán, directora de la Fundación Herpetológica Gustavo Orcés, encargada del Vivarium, explica que estos centros permiten que el Ministerio del Ambiente les derive a los animales rescatados, pero terminan asumiendo todos los costos.En promedio, deben destinar USD 8 000 mensuales a cada animal para su rehabilitación, además de que hay varios que finalmente no pueden ser reintroducidos a su hábitat y deben quedarse en estos centros.El presupuesto de los 20 zoológicos que respondieron a EL COMERCIO, oscila entre USD 2 200 y USD 1 175 000 anuales. Estos rubros corresponden, principalmente, al cobro de entradas desde USD 2 hasta USD 7.De los centros que cobran a las personas por ingresar, el que tiene el mayor número de visitantes en promedio anualmente es el Zoológico Orillas del Zamora, más conocido como zoológico de Loja, que registra 225 444. A este le sigue el Zoológico de Quito en Guayllabamba con un promedio de 221 700 visitantes anuales.
Hay otros que dependen de los recursos estatales, por lo que la entrada es gratuita, como el Zoológico Parque Marino Valdivia, (Santa Elena) y Zoológico Parque Histórico de Guayaquil (Guayas). Este último, es el que mayor número de visitantes convoca anualmente de los 20 centros que respondieron a El COMERCIO. Cada año se registra un promedio de En total hay nueve zoológicos públicos, los cuales albergan a 1 442 animales, es decir, al 22,17% de ejemplares en cautiverio. Los otros 5 062 especímenes se distribuyen en los otros 27 zoológicos privados y uno mixto (zoológico de Guayllabamba). 12 zoológicos impulsan el bienestar animal en sus centrosDe los 20 que respondieron a EL COMERCIO, 10 pertenecen a la Asociación Ecuatoriana de Zoológicos y Acuarios (AEZA), compuesta por 12 centros que se unieron para mejorar las prácticas de bienestar animal. En estos sitios viven 3 594 animales. Esto significa el 55,25% de los animales bajo cuidado humano.AEZA fue establecida formalmente mediante Acuerdo Ministerial en agosto de 2017 y está compuesta por 12 zoológicos. 11 son privados y el Zoológico de Quito en Guayllabamba es considerado por el MAE como mixto, ya que pertenece al Municipio de Quito, pero fue entregado a la Fundación Zoológica Ecuatoriana en comodato. Estos apuestan por ser centros de conservación, que según su director, Ernesto Arbeláez, responde a un sentido de responsabilidad ambiental y social. En este grupo no hay zoológicos públicos.Entre estos centros está el Bioparque Amaru, ubicado en Azuay. En sus ocho hectáreas conviven 1 257 animales de 160 especies. Este centro invierte en acciones de rescate y rehabilitación, es un refugio de vida silvestre y mantiene la colección más grande de animales. También es miembro activo del Grupo Nacional de Trabajo por el Cóndor Andino, pertenece al Grupo Nacional para la Conservación del Oso Andino y es parte de la Asociación Latinoamericana de Zoológicos y Acuarios.Amaru cuenta con un presupuesto de USD 500 000 para cada año. El 90% de este corresponde al cobro de entradas y el otro 10% lo generan a través de donaciones, auspicios o convenios con otras organizaciones.Arbeláez, quien también creó este zoológico, coincide en que el Estado no tiene recursos para los animales que rescatan y estos centros son los que terminan asumiendo todos los costos de la rehabilitación y cuidado de las especies decomisadas o rescatadas. Por lo que considera necesario que continúe la figura de zoológicos que cobran entradas y reciben a visitantes. Los otros zoológicos que son parte de AEZA son: Zoológico de Guayllabamba, Vivarium de Quito, Zoológico El Arca, Zoológico Yanacocha, Zoológico El Pantanal, Parque Cóndor, Zoológico Paseo de los Monos, Eco Zoológico San Martín, Serpentario San Martín, Zoológico El Edén y Zoológico Tarqui. Arbeláez explica que al ser parte de AEZA, sus miembros se comprometen a fortalecer estos centros para mejorar sus capacidades, tecnología, personal y recursos para fomentar la conservación. Por ejemplo, el zoológico El Arca, ubicado en Archidona, apoyó en la atención de un cóndor juvenil la semana pasada. También se llevan a cabo acciones de conservación con algunas serpientes del sur del país que están amenazadas.Zoológico de Loja entre las críticasPor otro lado, existen zoológicos que han recibido críticas por su funcionamiento en el pasado. El zoológico de Loja es uno de los centros municipales que busca dar un giro, tras una serie de cuestionamientos que ha tenido, tras la compra de dos jirafas de EE.UU., en 2017.Actualmente, uno de estos animales tiene un absceso en el cuello. Renato Paredes, gerente de Gestión Ambiental del Municipio de Loja, explica que el animal llegó con ese bulto y que se está buscando la forma de que expertos de Colombia y EE.UU les asesoren sobre el procedimiento a seguir. Además, el MAE solicitó un informe del estado de ambas. Este centro tiene 13 animales silvestres y 28 exóticos, entre los que se encuentra un león recién llegado de otro zoológico, tras la muerte del león Sabú y se están haciendo las gestiones para llevar a otro felino más en el futuro. Hay otros 231 animales que fueron entregados por el MAE para su cuidado temporal. Paredes cuenta que desde mayo pasado, están trabajando en una nueva ordenanza sobre fauna urbana y silvestre.Están pensando en transformar al zoológico en santuario. Esto implica cambiar la infraestructura y ampliar los recintos de los animales. En el caso de las jirafas, por ejemplo, han comprobado que es necesario expandir su zona y construir un corral, que les permita hacer un monitoreo de su salud o los tratamientos adecuados.Este zoológico también se financia con el cobro de entradas. Este cuenta con un presupuesto de 20 916 y registra un promedio anual de 225 444 personas. Cada entrada cuesta USD 2,00 para adultos y USD 1,00 para niños y personas con discapacidad.El zoológico Coca Zoo es otro centro administrado por un Municipio. Este está a cargo del Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal Francisco de Orellana. En este caso todos sus animales son rescatados y el ingreso es gratuito. Este zoológico cuenta con un presupuesto de USD 278 245. Alrededor de 41 340 personas visitan sus instalaciones cada año.
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